miércoles, 13 de octubre de 2010

Y el tiempo se escapa...


Casi un mes y medio hace ya que dejé de aparecer por las oficinas de Tosfrit. Un mes y medio en el que mi vida, y sobre todo, mi futuro, han dado un violento giro de 360º.
Los que nos quieren siempre tratan de recordarnos que la perseverancia y el “savoir faire” son las mejores armas para lograr lo que deseamos. Tendría que sentirme pletórica. Tan sólo quedan unos días para que comience mi nueva vida en Madrid, dedicándome a lo que más me gusta.  Sin embargo, llevo un mes y medio paralizada, llenando mi cabeza de planes  y pensando todo lo  que tengo que hacer antes de mudarme… pero no hay otra cosa que esté haciendo mejor que perder el tiempo.
Si es verdad que cuanto más ocupados estamos más ansiamos gozar de tiempo libre para no hacer nada… ahora lo que más deseo es que transcurra una semana, comenzar el máster en Periodismo en “El Mundo” y no tener tiempo para aburrirme. (Sé que en unas pocas semanas  me arrepentiré de estas últimas palabras…).
No es por evitar mi penitencia, pero supongo que esta parálisis que estoy sufriendo es bastante típica cuando nos sometemos a tantos cambios en tan poco tiempo.
Ahora mi mejor amiga, mi media, la persona más diferente a mí que he conocido jamás, pasa a desempeñar también el rol de compañera de piso: Quién nos lo iba a decir, Telma y Louis por fin cumplen su pueril sueño de compartirlo todo… Aunque habíamos fantaseado mucho con esta idea, admito que nunca pensé que finalmente fuera a hacerse realidad.
El presente es Madrid, atrás dejo cuatro años en Alicante, mi pequeña "familia" con la que he vivido tantos buenos  (y algunos malos) momentos…
Ahora, que no sé en qué ocupar mi tiempo, no puedo dejar de pensar cuánto voy a echar de menos a esas  personas, que, sin apenas darme cuenta, han desempeñado un papel tan importante en mi vida: Mis compañeras de piso: Las arquitectas con las vidas más desordenadas que jamás he visto: Eli, siempre capaz de darte el mejor consejo y levantarte el ánimo, “experta universitaria en técnicas para perder el tiempo encontrando los mejores vídeos en Youtube”. Clau: siempre alegre, nunca duerme y no perdona una buena noche de Stereo  mezclada con Tequila del malo. Consu: siempre dispuesta a un piscolabis en la Posá Iberica, compañera de tardes de película y manta y confesiones varias…Nuestros compañeros satélites: “La sebi”,  muy raro era el día que no nos pegaba un timbrazo para alegrarnos la tarde. La más andaluza, la más fiestera, para cualquier cosa, siempre se puede contar con ella. Carlis: novio de Eli, hermano de todas… una de las personas más buenas que conozco, echo de menos tus arroces caldosos seguidos de infusiones con dos cucharaditas de azúcar…
Mis pocas (pero buenas) amigas de clase: llegaron tarde, pero han sido muy importantes durante estos dos últimos años. Mari, Marina, Belén y Ester… menuda panda variopinta que articulamos… cuántas horas  haciendo trabajos, soportando altas dosis de estrés… innumerables cafés en "la poli" y meriendas durante largas tardes de trabajo en las que arrasábamos con dos (o más) tabletas de chocolate…
Sergio, el punto y aparte, o  más bien unos puntos suspensivos, porque el que siempre estuvo seguirá estando, por mucho que la vida se empeñe en poner distancia de por medio.
Las comparaciones siempre fueron odiosas, y yo no quiero vivir una etapa mejor ni comparable a la que acabo de clausurar. Deseo saber adaptarme, vivir el presente sin olvidar el pasado,  aprovechar cada oportunidad que nos brinda la vida… Seguir recolectando personas importantes, aprender y aprehender, crecer…
Los cambios nos asustan, pero también nos reavivan y nos recuerdan quiénes somos y por qué hemos llegado al punto en el que nos encontramos… Yo, soy un poquito de mi familia, un poquito de Manzanares, un poquito de Alicante, y, sin duda alguna, pronto seré un pedacito de Madrid. 

jueves, 23 de septiembre de 2010

...Lluvia...

Lluvia. Lluvia otoñal que advierte cambios. Ocre aguacero que me turba y me transporta al más absoluto abandono.
Lluvia que retuerce pensamientos y temores, me desestabiliza y me angustia.
Dulce otoño que se anuncia y colma mi apetencia de un destino que, a pesar de su certeza, se disfraza de sorpresa y desata mi congoja.
Suave lluvia. Encantadora melancolía de otoño que acarrea silencio, sosiego, pasiones de época y sueños, que, como las gotas de agua, con su fuerza arrastran decepciones pasadas.

sábado, 28 de agosto de 2010

El becario: ese gran desconocido.

Termina agosto, y con él, el cierre de otra etapa vuelve a ser protagonista indiscutible de mi famélico blog. Y menos mal que acaba. No sé si será por los madrugones, por el calor sofocante que estamos pasando este verano, o simplemente porque soy incapaz de conjugar mi “vida laboral” con mi mundo interior, que tan bien me ha caído siempre, pero este blog tiene hambre. Está desnutrido, y no será porque falten temas de los que hablar. Eso nunca. Pero basta de excusas, las neuronas también merecen vacaciones, que menudo añito llevamos.

Sí, mis neuronas han secundado una huelga que se ha prolongado más de lo previsto, pero yo no las culpo: Acabé la carrera, y como suele hacerse, empecé a trabajar de becaria, algo que, según dicen, no suele ser un camino de rosas.

Así he pasado el verano: Colaborando como he podido en el departamento de marketing de una conocida empresa de aperitivos y snacks, (para quien le interese, Tosfrit). El trabajo que realizaba reunía aspectos muy variados de la comunicación. Lo que en la propia empresa llaman departamento de marketing, desarrolla a la perfección las funciones propias de un moderno departamento de comunicaciones integradas, el último grito en comunicación corporativa.

Quedaría estupendo añadir unas líneas sobre quejas e injusticias varias relacionadas con el rol del becario, pero, a decir verdad no ha resultado tan malo como lo pintan. Existe un terror colectivo a ocupar un puesto de becario que no tiene ni pies ni cabeza. ¿Pero miedo de qué?

En mi caso, esta corta andadura por el mundo profesional real, fuera ya del bunker oscuro y artificial que dejamos atrás cuando acabamos la universidad, realmente ha merecido la pena y me ha permitido aprender a un ritmo que nunca había sido capaz de imaginar. He aprendido, por ejemplo, que el mejor briefing se elabora en un segundo y nace a partir de una idea cualquiera que debe ser mirada por alguien con buenos ojos. He visto nacer productos a partir de brainstormings improvisados y desarrollados en un tono de lo más desenfadado. He aprendido a no desechar ninguna idea por absurda o poco factible que nos parezca. Me he empapado de estrategia empresarial, de marketing promocional y de COMUNICACIÓN EMPRESARIAL en mayúsculas. Pero si para algo me ha servido esta experiencia, ha sido para comprender que los comienzos nunca fueron fáciles y, a la hora de la verdad, no somos tan inútiles como la universidad nos había hecho creer.

sábado, 31 de julio de 2010

Una de toros

Nunca he sido aficionada a las corridas de toros. En varias ocasiones hasta me he declarado muy pero que muy anti taurina. Jamás he hecho esfuerzo alguno por entender la gracia de la fiesta nacional, y si me regalasen un par de entradas para ir a ver una corrida, seguramente se las regalaría al primero que pasase. Tampoco he sido capaz de ver por televisión ni dos minutos de corrida, no conozco los nombres de los cinco toreros más importantes del actual panorama taurino, pero no por eso estoy de acuerdo con la prohibición de las corridas de toros.

Pero lo escandaloso de esta cuestión no es lo que se ha hecho, si no de la manera en que se ha hecho. El punto desencadenante de esta prohibición se aleja demasiado del propio debate sobre si las corridas de toros son un arte o un maltrato a los animales. Otra vez más, Cataluña usa cualquier maniobra por poco ética que sea con tal de acercarse un par de pasos más a su tan anhelada independencia, y otra vez más, se ha acabado politizando un asunto que no debería tener nada que ver con el mundillo del politiqueo.

Indistintamente, lo que resulta abrumador es la tendencia que se está implantando de prohibirlo todo. Esta nueva moda, muy propia de un régimen político dictatorial, trata básicamente de luchar por lo que a uno le gusta o no le gusta, de conseguir que aquello que detestas sea terminantemente prohibido, y de intentar que aquello con lo que disfrutas no sea vedado por sus detractores. Con tanto tira y afloja es imposible aburrirse.

El problema viene cuando se mezclan las churras con las merinas, como ha pasado con la Independencia de Cataluña y las corridas de toros… Si se aprovechan este tipo de cuestiones para desquebrajar poco a poco la unidad territorial como en este caso, o para cualquier otro fin, llega un momento que la desorientación percibida por este juego nos carga tanto que ya ni nos acordamos de por qué iniciamos la lucha. Además, esa moda de prohibirlo todo está alcanzando cualquier terreno de lo social... Recientemente se prohibió la venta de refrescos, helados, chucherías y frutos secos en los comedores escolares, se prohíben los símbolos cristianos en los colegios, con la ley de la memoria histórica se nos prohíbe que conozcamos y recordemos lo que ocurrió hace unos años en nuestro país, y un larguísimo etcétera de prohibiciones con muy poca razón de ser.

No me gustan los toros, pero no quiero que se prohíban las corridas. Quien quiera ir a los toros que vaya, y el que no, que exprese su opinión, que no vaya, que invierta su tiempo de ocio en otras actividades, o que se compre un mono y baile con él. Para mí la conclusión que se extrae de toda esta oleada de prohibiciones es que nos falta mucho camino que recorrer en cuanto a lo que respeto y tolerancia se refiere. Está claro que todos odiamos y amamos muchísimas cosas, pero lo que no podemos pretender es el logro de una sociedad homogénea que adopte un mismo modo de ver el mundo.

domingo, 11 de julio de 2010

Envidia y más envidia

Envidia. Según la RAE, la envidia es la tristeza o pesar del bien ajeno, la emulación o deseo de algo que no se pertenece. Según los pilares fundamentales del catolicismo, la envidia es uno de los siete pecados capitales, pecado que da lugar a muchos otros que surgen a partir de éste.

La actitud de prepotencia de los varones respecto de las mujeres se denomina, según la Real Academia Española, machismo.

El machismo y la envidia son dos de los adjetivos que mejor definen las causas de muchos de los conflictos que tienen lugar en nuestra actual sociedad. En mi opinión, además, el machismo y la envidia son las causas fundamentales que han provocado el revuelo y la polémica sobre el “caso Carbonero”.

Desde hace mucho tiempo, leo en todo tipo de medios artículos de opinión sobre la joven periodista. Desde hace tiempo, veo día a día en diferentes cadenas de televisión (y no quiero reseñar únicamente a Telecinco), corrillos de colaboradores que pueden ser periodistas o no, que no hacen otra cosa que parlotear sin dirección y sin gracia sobre la vida de la gente (y con esto quiero apuntar en especial a una sección que me dejó helada cuando casualmente hacía el otro día zapping y en un programa matinal de Telecinco me encontré con una sección titulada: “El corrillo de las abuelas” en la que tres ancianas de unos setenta u ochenta años de edad expresaban su opinión sobre temas tan trascendentales como la relación de la periodista Sara Carbonero con Iker Casillas).

Que el panorama televisivo nacional se ha convertido en el circo del siglo XXI no es una novedad, pero que se compare el trabajo de una periodista enviada especial para cubrir el Mundial de Sudáfrica con las lágrimas de cocodrilo, confesiones, amenazas y bailoteos sin ritmo de la marioneta de España, Belén Esteban, me parece algo muy fuerte y muy fuera de lugar. No quiero eximir a Telecinco de culpa, ya que como siempre, esta cadena aprovecha todo lo posible cualquier artimaña que logre alzar su audiencia. Es cierto que con Sara Carbonero lo están consiguiendo, pero no confundamos términos, eso no implica que Carbonero no esté desempeñando una correcta labor periodística en Sudáfrica. El revuelo formado entorno a la joven se debe, entre otras cosas, a lo envidiosos y machistas que somos los españoles.

Hasta Urbaneja, presidente de la Asociación de la prensa ha tenido la ferviente necesidad de expresar su opinión sobre Sara Carbonero. ¡Y qué opinión! Hacía tiempo que no veía en los medios de comunicación una alabanza tan exagerada hacia el machismo. Según Fernando González Urbaneja, la periodista no tiene derecho a realizar su trabajo a pie de campo al ser la novia del portero de la selección española, Iker Casillas. Además, el presidente de la Asociación de la prensa se ha atrevido a calificar el trabajo de Carbonero como “vergonzoso”, añade además que es un "ejemplo de malversación de los valores del periodismo". Como se sabe, la posición de trabajo de la periodista no la decide Telecinco, sino la FIFA. Estaría bien que el presidente de la Asociación de la prensa diese ejemplo a todos los periodistas españoles y se documentase un poco más antes de publicar sus artículos.

Pero aquí lo único vergonzoso, bochornoso, incoherente y fuera de lugar son sus acusaciones de hombre del Paleolítico. En lugar de tanto criticar, me gustaría que los que estén aprovechando este tirón mediático llenándose los bolsillos a costa de publicar fotografías e informaciones muchas veces incorrectas sobre la periodista, huyan de una vez de tanta falsedad y se atrevan a exponer con objetividad en qué falla o qué debería mejorar Sara Carbonero en su trabajo. Paren ya de cotorrear sobre su vida privada, admiren su belleza sin dejarse llevar por la envidia, y reconozcan la valía del trabajo que está haciendo en este Mundial. He leído críticas tan facilonas como que “se traba al hablar”, o que “no muestra expresividad alguna”. Me gustaría conocer a algún presentador o reportero que nunca se haya trabado en un directo, o que muestre tanta alegría que nos entren ganas de echarnos a reír en lugar de escuchar lo que se intenta comunicar.

Carbonero empezó a trabajar cuando aún le faltaban unas asignaturas para acabar la carrera de periodismo. No poseía experiencia alguna, y, en muy poco tiempo se ha convertido en una buena profesional. Es innegable que la chica tiene dotes comunicativas, y, además de su más que evidente belleza, Sara, que habla muy claro, logra hacerse entender entre todo tipo de espectadores.

Se han dicho muchas cosas: ¡Que iba a desestabilizar el mundial! Pero miren, aquí estamos, Once de julio de 2010, haciendo historia en la final del Mundial de Sudáfrica.

No se criticó al periodista Joan Vehils, quien fue marido de la tenista Arantxa Sánchez Vicario , cuando la acompañaba en todos sus torneos, y al finalizar entrevistaba a la tenista. “Pero un hombre no distrae a una mujer. Es la mujer la que embrolla, por lo que se ve, el trabajo de un hombre. Las mujeres no van a hacer su trabajo, sino a desempeñar su función de novias, esposas o acompañantes." Quien tampoco ha recibido críticas es el periodista Miguel Barroso, casado con la ministra de defensa Carmen Chacón. Barroso pasó a ser, tras la victoria socialista de 2004, secretario de Estado de comunicación, obligado a trabajar codo con codo con la ministra, y a realizar oportunas entrevistas a Chacón cuando así ha sido requerido.

Esta moda de convertir al profesional de la comunicación en noticia no me gusta nada. No me gustaría tampoco que esto sea otro de los extras que deben sufragar aquellos profesionales que trabajan con su propia imagen en los medios de comunicación. No es justo. Deberíamos ocuparnos más de lo substancial, y dejar ya de hacer montañas con granitos de arena. Debemos erradicar la telebasura y la desinformación con la que vivimos, porque si este tipo de tramas no dejan de existir no nos va a quedar más remedio que proponer una marcha colectiva en la que nos invitemos los unos a los otros a arrojar nuestros televisores por la ventana. A mí me sobran las ganas de hacerlo.

ttp://www.elmundo.es/blogs/elmundo/consejoeditorial/2010/07/07/pesadilla-carbonero.html

http://www.telecinco.es/lanoria/detail/detail23184.shtml

http://www.que.es/television/en-pantalla/201006222118-sara-carbonero-defendida-companeras.html

domingo, 27 de junio de 2010

El mundial agudiza el ingenio

Cómo nos gusta el mundial que incluso en épocas de crisis, sin dudarlo salimos todos los españoles a los bares para tomarnos unas cervecitas mientras nos dejamos la voz con cada ¡Uyyyy! o con cada ¡¡¡¡¡¡Goooooooooolllll de la roja.

Sin adentrarnos demasiado en términos futbolísticos, de lo que quiero hablar es de cómo la ilusión con que asistimos a esta copa del mundo ha conseguido despertar la agudeza de anunciantes y agencias. No son muchas, pero las campañas publicitarias que se han elaborado con motivo del Mundial de Sudáfrica han logrado prenderme por completo.

Mi favorito es probablemente el más sencillo de todos. Hablo de la última campaña de “Mahou” que, con el eslogan “(…) Porque esta vez lo vamos a recordar toda la vida” nos indica la importancia de elegir correctamente con quién queremos recordar por siempre esos momentos tan especiales que vivimos viendo jugar a nuestra selección. Me gusta además por la ternura que hay implícita; No tanto por el contenido (aunque también) si no por la forma.

Además, ¡por fin en un anuncio de cerveza se tiene en cuenta, aunque de refilón, a las mujeres! Estoy contenta porque aunque sea de ese modo aparece la figura de la novia: posible candidata con la que ver el partido de la selección. ¡Qué insólito! ¡ a ella también le gusta ver el fútbol mientras se toma una cervecita!. Apréciese la ironía.

Aprovecho con esto para unir mi opinión a la de muchísimas mujeres: ( hay un grupo en Facebook sobre esto) la mayoría de las mujeres también chillaría de ilusión como un mono en celo ante un enorme armario lleno de cerveza. (Con esto último, por si alguien no me sigue, me estoy refiriendo a la campaña que lanzó no hace mucho tiempo “Heineken” en la que se diferenciaba la felicidad de hombres y mujeres: La de ellas consistía en un armario lleno de zapatos, y la de ellos, en uno lleno de cerveza). Y que vivan los estereotipos.

Como debería estar estudiando y no me quiero entretener mucho, dejo una lista de algunos de estos comerciales que me han llamado la atención. Habrá que exigir un mundial cada año para lograr sacar pronto a nuestro país de la situación en la que se encuentra, porque mira que es difícil encontrar alguna motivación que haga incrementar levemente la creatividad global de los españoles.



Para acabar, una de argentinos. Los maestros de la publicidad, que además son una de las selecciones más temidas del Mundial de Sudáfrica, son pioneros en esto de animar con sus comerciales a su selección. "Quilmes", patrocinador oficial de la selección argentina es una de las marcas que no sabe hacer malas campañas.

Esperemos que en este mundial Dios se cambie de bando.

lunes, 21 de junio de 2010

"Generación Y"

Tengo tanto que decir sobre la generación a la que pertenezco que no se cómo soltarlo. Ya hace tiempo que quería dedicar unas líneas a esta cuestión ya que yo, como muchos, me siento agredida con la forma en que los jóvenes de mi generación hemos sido mirados por la sociedad.

Se ha denominado “Generación Y” a las personas que como yo, nacimos entre los años 1982 y 1992. Otros nombres con los que se han referido a esta generación son: “Generación milenio” “Generación @” “Generación Ipod”, “Generación yo”, etc.

Nosotros, la “Generación Y”, hemos crecido empachados de escuchar, día tras día lo fácil que hemos tenido siempre todo. Para muchos sociólogos como Jean Twenge (autora del libro “Generación yo, por qué los jóvenes hoy son más seguros de sí mismos, enérgicos, e infelices que nunca ) las personas que pertenecemos a la “Generación Y” somos “jóvenes muy seguros de nosotros mismos, narcisistas, mimados, consentidos, hedonistas”….Sólo somos solidarios por interés, tenemos necesidad de comunicarnos, (sí, en esta si estoy muy de acuerdo), somos ídolos sin talento que, por otro lado, hemos sido capaces de desarrollar nuestro lado creativo gracias a la televisión como firme compañera, el desarrollo de los videojuegos”, etc. No sigo, porque si por fin había conseguido que alguien perteneciente a mi generación me leyese, sentirá la necesidad de echarse a llorar con estas palabras, y mi intención no es deprimir a nadie.

La sociología es la ciencia de la generalización. Yo siempre he odiado las generalizaciones, pero entiendo que es necesario estudiar los cambios que acontecen en nuestra sociedad, y para ello se ve que “no hay más tu tía” que hacerlo de este modo. Y para gustos y opiniones los colores, yo tengo la mía, y he de decir que siempre me ha irritado mucho cómo la sociología ha tratado a esta generación.

Según un estudio de la universidad de San Diego, los pertenecientes a la “generación y” o “generación yo” somos unos “egocéntricos que nos miramos el ombligo en internet”. ¡Guau! Cómo defenderme ante este ataque, poseyendo un blog en el que disfruto y expulso adrenalina hablando de cuanto quiero a cualquiera que quiera entrar y leerlo. Que estamos obsesionados con las redes sociales, sí, lo acepto, ya no podemos vivir sin ellas, tampoco sin Youtube, sin teléfono móvil, y sin wifi. Pero si estos productos han sido creados, supongamos que alguien vio, detrás de tanta bazofia, algún fin positivo en ellos. Hablando en primera persona, puedo decir que a mí, crecer rodeada de tanto medio de comunicación me ha servido para descubrir mi vocación. Me apasiona. Ya lo he comentado antes, tengo una dilatada necesidad comunicativa.

En mi opinión, es algo más que prodigioso que yo esté ahora mismo escribiendo desde Alicante, y, tras publicar esta entrada, en sólo un segundo, alguien desde el otro lado de este planeta, pueda expresar su opinión dejando su comentario. Es genial que podamos interactuar juntos, aún sabiendo que lo más probable es que nunca vayamos a encontrarnos físicamente. Me entusiasma existir de algún modo en el ciberespacio y que la sociedad pueda escuchar mis protestas, porque, pese a que se nos ha tachado de ser una generación pasiva y narcotizada ante los excesivos efectos negativos de los medios de comunicación, yo, perteneciente a esta “generación peste” como podrían haberla denominado para dejarnos de hipocresías, creo que los jóvenes de hoy, a nuestros veintipocos o veintitantos, tenemos mucho que hacer por el mundo en que vivimos.

Si bien es cierto que hemos tenido la suerte de crecer en una economía mucho más estable que nuestros padres, también hemos tenido la desdicha de ver cómo, tras nuestra adolescencia, esa sociedad tan próspera y estable que nos ha criado, se desmorona poco a poco ofreciéndonos cada vez un abanico más limitado de oportunidades. Nuestros padres crecieron en una dictadura en la que la libertad de expresión no existía. Para muchos, esa libertad de expresión que tanto mima nuestra actual constitución, no es valorada por los jóvenes de hoy. Además, tampoco tenemos derecho de hablar de política, porque "no apreciamos ni siquiera la suerte que tenemos de poder ejercer nuestro derecho al voto". “¡Qué fácil que es nuestra vida y qué narcisistas somos que no pensamos más que en nosotros mismos!”

¿Y no será que todas estas barreras nos las ha ido poniendo la sociedad por miedo al cambio? Odio que se intente enmudecer las bocas de los jóvenes. Odio que los que tienen el poder no escuchen a nadie porque se crean mucho más preparados para tomar decisiones que el resto. Odio que nos odien por haber tenido una infancia feliz, y odio que se asegure que somos unos adultos infelices. No es así. Sí que es cierto que muchos jóvenes no se atreven a expresarse porque nunca se nos ha querido escuchar. Tenemos miedo al rechazo quizás por haber gozado de todas las atenciones durante nuestra niñez, pero este es nuestro momento. Nuestros padres eran adultos con menos de veinte años, pero, para ellos, seguimos siendo unos niños a los treinta. Unos críos que no saben qué es lo que más les conviene, y que tampoco pueden afrontar lo que se les viene encima en estos tiempos tan difíciles.

Muchos jóvenes de mi generación hemos tenido la gran suerte de poder elegir hacia dónde enfocar nuestra existencia. Para ello, hemos pasado media vida entre libros, formándonos para poder enfrentarnos a un futuro. Cuando por fin cerramos nuestra etapa escolástica empieza nuestra desilusión .Las generaciones que nos preceden, que han visto como nuestro estado de bienestar prosperaba a un ritmo descomunal, han agujereado poco a poco la esfera de nuestra economía sin apenas darse cuenta. Desde hace años, se han empleado todo tipo de picarescas con el objetivo de engañar a la sociedad para enriquecerse uno más. Ahora lo pagamos todos, y más especialmente, los que pertenecemos a la “Generación Y” que soñábamos con acabar nuestras carreras para dedicarnos a aquello que nos gusta y gozar de un nivel de vida similar al que hemos visto desde niños. Nos hemos encontrado con un mundo que no quiere aceptar nuestros ofrecimientos, un mundo que no nos necesita porque ahora, con tanto agujero, sobra mucha gente en él.

Ahora yo les pregunto a tantos sociólogos que nos han tachado de ser “comodones, pasivos, hedonistas, mimados y consentidos”, qué clase de privilegio hemos tenido al crecer con tantas comodidades, cuando nuestros padres no se han preocupado de equilibrar el sistema para que pudiésemos continuar su desarrollo. La avaricia ha vuelto a romper el saco, y ahora nos toca coserlo a los jóvenes de mi generación. Apenas tenemos oportunidad de sacarnos una oposición, porque antes están quienes más puntos han ido adquiriendo cómodamente con el paso de los años. Pese a estar mejor cualificados, sabiendo idiomas, siendo nativos informáticos, poseyendo licenciaturas y másteres, no hay un hueco para nosotros en el mercado laboral. No se premia la valía, si no el ser “hijo o vecino de”. La sociedad está sorda, y no oye los gritos de una generación recién sacada del horno que nos ha formado, una generación que puede ofrecer mucho más de lo que se espera de ella. La sociedad no quiere escucharnos, pero no somos entes pasivos; Es la hora de demostrar que sí, es cierto que hemos gozado de una feliz infancia, pero eso no implica que seamos unos consentidos incapaces de hacernos valer por nosotros mismos. Nosotros saldremos adelante de la manera que podamos, arreglaremos esos agujeros que vosotros habéis creado. Si nos dejáis, claro. Es la hora de vociferar que codiciamos estar presentes en la reconstrucción de este panorama tan gris al que asistimos. No somos tan ególatras como se cree, tampoco pasamos las horas auto admirándonos, y estamos ya hartos de que nuestras bocas sean incesantemente silenciadas. Es la hora de tomar el relevo y dejar la inacción a un lado. Esperemos que el querer se convierta en poder.

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Un rey fue hasta su jardín y descubrió que sus árboles, arbustos y flores se estaban muriendo.

El Roble le dijo que se moría porque no podía ser tan alto como el Pino.

Volviéndose al Pino, lo halló caído porque no podía dar uvas como la Vid. Y la Vid se moría porque no podía florecer como la Rosa.

La Rosa lloraba porque no podía ser alta y sólida como el Roble. Entonces encontró una planta, una fresia, floreciendo y más fresca que nunca.

El rey preguntó:

¿Cómo es que creces saludable en medio de este jardín mustio y sombrío?

No lo sé. Quizás sea porque siempre supuse que cuando me plantaste, querías fresias. Si hubieras querido un Roble o una Rosa, los habrías plantado. En aquel momento me dije: "Intentaré ser Fresia de la mejor manera que pueda".

Ahora es tu turno. Estás aquí para contribuir con tu fragancia. Simplemente mirate a vos mismo.

No hay posibilidad de que seas otra persona.

Podes disfrutarlo y florecer regado con tu propio amor por vos, o podes marchitarte en tu propia condena...

Jorge Bucay.