domingo, 27 de junio de 2010

El mundial agudiza el ingenio

Cómo nos gusta el mundial que incluso en épocas de crisis, sin dudarlo salimos todos los españoles a los bares para tomarnos unas cervecitas mientras nos dejamos la voz con cada ¡Uyyyy! o con cada ¡¡¡¡¡¡Goooooooooolllll de la roja.

Sin adentrarnos demasiado en términos futbolísticos, de lo que quiero hablar es de cómo la ilusión con que asistimos a esta copa del mundo ha conseguido despertar la agudeza de anunciantes y agencias. No son muchas, pero las campañas publicitarias que se han elaborado con motivo del Mundial de Sudáfrica han logrado prenderme por completo.

Mi favorito es probablemente el más sencillo de todos. Hablo de la última campaña de “Mahou” que, con el eslogan “(…) Porque esta vez lo vamos a recordar toda la vida” nos indica la importancia de elegir correctamente con quién queremos recordar por siempre esos momentos tan especiales que vivimos viendo jugar a nuestra selección. Me gusta además por la ternura que hay implícita; No tanto por el contenido (aunque también) si no por la forma.

Además, ¡por fin en un anuncio de cerveza se tiene en cuenta, aunque de refilón, a las mujeres! Estoy contenta porque aunque sea de ese modo aparece la figura de la novia: posible candidata con la que ver el partido de la selección. ¡Qué insólito! ¡ a ella también le gusta ver el fútbol mientras se toma una cervecita!. Apréciese la ironía.

Aprovecho con esto para unir mi opinión a la de muchísimas mujeres: ( hay un grupo en Facebook sobre esto) la mayoría de las mujeres también chillaría de ilusión como un mono en celo ante un enorme armario lleno de cerveza. (Con esto último, por si alguien no me sigue, me estoy refiriendo a la campaña que lanzó no hace mucho tiempo “Heineken” en la que se diferenciaba la felicidad de hombres y mujeres: La de ellas consistía en un armario lleno de zapatos, y la de ellos, en uno lleno de cerveza). Y que vivan los estereotipos.

Como debería estar estudiando y no me quiero entretener mucho, dejo una lista de algunos de estos comerciales que me han llamado la atención. Habrá que exigir un mundial cada año para lograr sacar pronto a nuestro país de la situación en la que se encuentra, porque mira que es difícil encontrar alguna motivación que haga incrementar levemente la creatividad global de los españoles.



Para acabar, una de argentinos. Los maestros de la publicidad, que además son una de las selecciones más temidas del Mundial de Sudáfrica, son pioneros en esto de animar con sus comerciales a su selección. "Quilmes", patrocinador oficial de la selección argentina es una de las marcas que no sabe hacer malas campañas.

Esperemos que en este mundial Dios se cambie de bando.

lunes, 21 de junio de 2010

"Generación Y"

Tengo tanto que decir sobre la generación a la que pertenezco que no se cómo soltarlo. Ya hace tiempo que quería dedicar unas líneas a esta cuestión ya que yo, como muchos, me siento agredida con la forma en que los jóvenes de mi generación hemos sido mirados por la sociedad.

Se ha denominado “Generación Y” a las personas que como yo, nacimos entre los años 1982 y 1992. Otros nombres con los que se han referido a esta generación son: “Generación milenio” “Generación @” “Generación Ipod”, “Generación yo”, etc.

Nosotros, la “Generación Y”, hemos crecido empachados de escuchar, día tras día lo fácil que hemos tenido siempre todo. Para muchos sociólogos como Jean Twenge (autora del libro “Generación yo, por qué los jóvenes hoy son más seguros de sí mismos, enérgicos, e infelices que nunca ) las personas que pertenecemos a la “Generación Y” somos “jóvenes muy seguros de nosotros mismos, narcisistas, mimados, consentidos, hedonistas”….Sólo somos solidarios por interés, tenemos necesidad de comunicarnos, (sí, en esta si estoy muy de acuerdo), somos ídolos sin talento que, por otro lado, hemos sido capaces de desarrollar nuestro lado creativo gracias a la televisión como firme compañera, el desarrollo de los videojuegos”, etc. No sigo, porque si por fin había conseguido que alguien perteneciente a mi generación me leyese, sentirá la necesidad de echarse a llorar con estas palabras, y mi intención no es deprimir a nadie.

La sociología es la ciencia de la generalización. Yo siempre he odiado las generalizaciones, pero entiendo que es necesario estudiar los cambios que acontecen en nuestra sociedad, y para ello se ve que “no hay más tu tía” que hacerlo de este modo. Y para gustos y opiniones los colores, yo tengo la mía, y he de decir que siempre me ha irritado mucho cómo la sociología ha tratado a esta generación.

Según un estudio de la universidad de San Diego, los pertenecientes a la “generación y” o “generación yo” somos unos “egocéntricos que nos miramos el ombligo en internet”. ¡Guau! Cómo defenderme ante este ataque, poseyendo un blog en el que disfruto y expulso adrenalina hablando de cuanto quiero a cualquiera que quiera entrar y leerlo. Que estamos obsesionados con las redes sociales, sí, lo acepto, ya no podemos vivir sin ellas, tampoco sin Youtube, sin teléfono móvil, y sin wifi. Pero si estos productos han sido creados, supongamos que alguien vio, detrás de tanta bazofia, algún fin positivo en ellos. Hablando en primera persona, puedo decir que a mí, crecer rodeada de tanto medio de comunicación me ha servido para descubrir mi vocación. Me apasiona. Ya lo he comentado antes, tengo una dilatada necesidad comunicativa.

En mi opinión, es algo más que prodigioso que yo esté ahora mismo escribiendo desde Alicante, y, tras publicar esta entrada, en sólo un segundo, alguien desde el otro lado de este planeta, pueda expresar su opinión dejando su comentario. Es genial que podamos interactuar juntos, aún sabiendo que lo más probable es que nunca vayamos a encontrarnos físicamente. Me entusiasma existir de algún modo en el ciberespacio y que la sociedad pueda escuchar mis protestas, porque, pese a que se nos ha tachado de ser una generación pasiva y narcotizada ante los excesivos efectos negativos de los medios de comunicación, yo, perteneciente a esta “generación peste” como podrían haberla denominado para dejarnos de hipocresías, creo que los jóvenes de hoy, a nuestros veintipocos o veintitantos, tenemos mucho que hacer por el mundo en que vivimos.

Si bien es cierto que hemos tenido la suerte de crecer en una economía mucho más estable que nuestros padres, también hemos tenido la desdicha de ver cómo, tras nuestra adolescencia, esa sociedad tan próspera y estable que nos ha criado, se desmorona poco a poco ofreciéndonos cada vez un abanico más limitado de oportunidades. Nuestros padres crecieron en una dictadura en la que la libertad de expresión no existía. Para muchos, esa libertad de expresión que tanto mima nuestra actual constitución, no es valorada por los jóvenes de hoy. Además, tampoco tenemos derecho de hablar de política, porque "no apreciamos ni siquiera la suerte que tenemos de poder ejercer nuestro derecho al voto". “¡Qué fácil que es nuestra vida y qué narcisistas somos que no pensamos más que en nosotros mismos!”

¿Y no será que todas estas barreras nos las ha ido poniendo la sociedad por miedo al cambio? Odio que se intente enmudecer las bocas de los jóvenes. Odio que los que tienen el poder no escuchen a nadie porque se crean mucho más preparados para tomar decisiones que el resto. Odio que nos odien por haber tenido una infancia feliz, y odio que se asegure que somos unos adultos infelices. No es así. Sí que es cierto que muchos jóvenes no se atreven a expresarse porque nunca se nos ha querido escuchar. Tenemos miedo al rechazo quizás por haber gozado de todas las atenciones durante nuestra niñez, pero este es nuestro momento. Nuestros padres eran adultos con menos de veinte años, pero, para ellos, seguimos siendo unos niños a los treinta. Unos críos que no saben qué es lo que más les conviene, y que tampoco pueden afrontar lo que se les viene encima en estos tiempos tan difíciles.

Muchos jóvenes de mi generación hemos tenido la gran suerte de poder elegir hacia dónde enfocar nuestra existencia. Para ello, hemos pasado media vida entre libros, formándonos para poder enfrentarnos a un futuro. Cuando por fin cerramos nuestra etapa escolástica empieza nuestra desilusión .Las generaciones que nos preceden, que han visto como nuestro estado de bienestar prosperaba a un ritmo descomunal, han agujereado poco a poco la esfera de nuestra economía sin apenas darse cuenta. Desde hace años, se han empleado todo tipo de picarescas con el objetivo de engañar a la sociedad para enriquecerse uno más. Ahora lo pagamos todos, y más especialmente, los que pertenecemos a la “Generación Y” que soñábamos con acabar nuestras carreras para dedicarnos a aquello que nos gusta y gozar de un nivel de vida similar al que hemos visto desde niños. Nos hemos encontrado con un mundo que no quiere aceptar nuestros ofrecimientos, un mundo que no nos necesita porque ahora, con tanto agujero, sobra mucha gente en él.

Ahora yo les pregunto a tantos sociólogos que nos han tachado de ser “comodones, pasivos, hedonistas, mimados y consentidos”, qué clase de privilegio hemos tenido al crecer con tantas comodidades, cuando nuestros padres no se han preocupado de equilibrar el sistema para que pudiésemos continuar su desarrollo. La avaricia ha vuelto a romper el saco, y ahora nos toca coserlo a los jóvenes de mi generación. Apenas tenemos oportunidad de sacarnos una oposición, porque antes están quienes más puntos han ido adquiriendo cómodamente con el paso de los años. Pese a estar mejor cualificados, sabiendo idiomas, siendo nativos informáticos, poseyendo licenciaturas y másteres, no hay un hueco para nosotros en el mercado laboral. No se premia la valía, si no el ser “hijo o vecino de”. La sociedad está sorda, y no oye los gritos de una generación recién sacada del horno que nos ha formado, una generación que puede ofrecer mucho más de lo que se espera de ella. La sociedad no quiere escucharnos, pero no somos entes pasivos; Es la hora de demostrar que sí, es cierto que hemos gozado de una feliz infancia, pero eso no implica que seamos unos consentidos incapaces de hacernos valer por nosotros mismos. Nosotros saldremos adelante de la manera que podamos, arreglaremos esos agujeros que vosotros habéis creado. Si nos dejáis, claro. Es la hora de vociferar que codiciamos estar presentes en la reconstrucción de este panorama tan gris al que asistimos. No somos tan ególatras como se cree, tampoco pasamos las horas auto admirándonos, y estamos ya hartos de que nuestras bocas sean incesantemente silenciadas. Es la hora de tomar el relevo y dejar la inacción a un lado. Esperemos que el querer se convierta en poder.

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Un rey fue hasta su jardín y descubrió que sus árboles, arbustos y flores se estaban muriendo.

El Roble le dijo que se moría porque no podía ser tan alto como el Pino.

Volviéndose al Pino, lo halló caído porque no podía dar uvas como la Vid. Y la Vid se moría porque no podía florecer como la Rosa.

La Rosa lloraba porque no podía ser alta y sólida como el Roble. Entonces encontró una planta, una fresia, floreciendo y más fresca que nunca.

El rey preguntó:

¿Cómo es que creces saludable en medio de este jardín mustio y sombrío?

No lo sé. Quizás sea porque siempre supuse que cuando me plantaste, querías fresias. Si hubieras querido un Roble o una Rosa, los habrías plantado. En aquel momento me dije: "Intentaré ser Fresia de la mejor manera que pueda".

Ahora es tu turno. Estás aquí para contribuir con tu fragancia. Simplemente mirate a vos mismo.

No hay posibilidad de que seas otra persona.

Podes disfrutarlo y florecer regado con tu propio amor por vos, o podes marchitarte en tu propia condena...

Jorge Bucay.


martes, 15 de junio de 2010

Quien ríe el último ríe mejor

El tiempo está loco, y yo me voy a volver loca como esto siga así. ¡Menudo añito llevamos! Cuando ya pensábamos que esto se había calmado, en pleno mes de junio, llevando ya un par de semanas de disfrute de unas temperaturas más que veraniegas, volvemos al otoño de un día para otro. Yo no sé si hay alguien ahí arriba que está enfadado conmigo, porque vaya, un mes entero preparando los exámenes, por supuesto, un mes entero de calor agobiante de ese que te hace muy difícil concentrarte y pensar, de ese que obliga a atiborrarse a vitaminas para no desfallecer en el intento estudiantil, teniendo muchísimas ganas de ir a la playa y de hacer cualquier cosa que implicase pasar un rato al aire libre. Cuando los exámenes acaban, se me conceden (y gracias) un par de días en los que poder pillar a toda prisa un bronceado medio decente, y ala, vuelve a sacar la chaqueta del armario y déjate el bikini para más adelante.

Desde ahora en adelante me declaro sucesora oficial de Edward A. Murphy Jr. , ¡qué listo fue ese tío el día que se le ocurrió formular todas las leyes que rigen nuestra constante desdicha! Porque está claro que hay alguien por ahí arriba que se ríe, y mucho, de nosotros.

Y seguro que si es que hay alguien que me lee está pensando, ¡mira que se aburre esta chica, que recurre al tema más prototípico que existe cuando tienes que parlotear sobre algo y no sabes de qué! ¡Pues no! No se trata de eso, de verdad, esto me enfada, (y mientras escribo esto, emerge un rayo de sol que me deslumbra obligándome a cerrar un poco la persiana). Se ríen de todos nosotros. De todos.

Para más inri, cabe destacar que soy una friki obsesiva del “Aemet”, me encanta hurgar sobre el mañana, no puedo pasar un día sin consultar qué tiempo está previsto para los próximos días. Y entonces me cabreo más aún, porque mira que aciertan poco los satélites estos. Lo único fiable en cuanto a climatología se refiere son las personas mayores, que cuando cambia el tiempo sufren intensos dolores de huesos. ¡Pobres! No me gustaría estar en sus pellejos en este año chiflado en el que estamos, al borde casi de la hecatombe final del planeta tierra. No es por ser alarmista, pero no hay que ser muy listo para darnos cuenta de que estos cambios tan fogosos no pueden augurar nada bueno para nuestra bola del mundo.

Como voy notando que necesitamos concienciarnos un poquito más con eso del cambio climático, aquí dejo una web que merece la pena consultar de vez en cuando, porque en este lío nos hemos metido nosotros solitos, y nosotros mismos deberíamos ser capaces de poner los medios necesarios para lograr escapar de él.

Haz click por nuestro planeta:

http://www.cambio-climatico.com/

P.d: Ahora diluvia, y mucho, y hay un tormentón del quince. Los rayos me dan miedo.

lunes, 14 de junio de 2010

Ilusión de color rojo pasión

Tiene narices la cosa. ¡Que dedique yo una entrada a hablar de fútbol! El que me conozca un poco, sabe que esto no es el pan de cada día tratándose de mí. Pero no he podido resistirme. Como decía, el fútbol no es mi más ferviente afición, pero esto ya no versa únicamente de veintidós jugadores detrás de un balón. Ahora la roja ya no sólo juega al fútbol.

La selección española ha conseguido algo mucho más importante que devolver la pasión por el fútbol a todos los españoles, y con esto me refiero al sentimiento, a la ilusión de pertenencia al equipo rojo, el orgullo de proclamar a los cuatro vientos que somos españoles y que estamos muy orgullosos de serlo. Desde hace ya tiempo, el hecho de presumir de haber nacido en este bello país en el que reina el sol y la buena gente, era criticado por muchos como seña de ¡simpatía falangista! algo que nunca he podido ni he querido comprender. ¿Y por qué no podemos los españoles estar orgullosos de nuestras raíces?

El mundial de Sudáfrica ha comenzado ya, sólo faltan dos días para que España debute ante Suiza, y desde hace ya varias semanas vemos balcones y ventanas decoradas con banderas españolas. Y no sólo eso, comercios, bares, en todos sitios hay una bandera que recuerda a todo el que pasa que compartimos una ilusión. La conversación más recurrida en la cola de la frutería es nuestra admirada selección y las muchas posibilidades que tiene de hacerse con la copa del mundo.

Reconozco que me emociona. Yo, como muchísimos españoles, reconozco mi inquietud ante este campeonato. Contenemos un montón de adrenalina que expulsamos en grandes dosis cada vez que la roja marca un gol, ansiamos el triunfo y disfrutamos con el sentimiento de pertenencia a él. Me encanta que por una vez, el vecino de arriba y yo, compartamos un sueño común. Nuestros jugadores, según declaraba ayer Cesc Fábregas, tienen “hambre de títulos”, y nosotros, ahora que hemos pasado la resaca de victoria de la Eurocopa de 2008, volvemos a estar sedientos de gloria.

domingo, 13 de junio de 2010

Siempre nos quedará Paris.

Son casi las cinco de la tarde, hoy mi cuerpo no sabe ni en qué año vivo. MONUMENTAL. Lo de ayer fue algo insólito, bestial. Sí, el mejor adjetivo podría ser monumental. Tengo asumido que no puede salir nada medio decente de estos tecleos resacosos faltos de horas de sueño y de descanso, pero sé que si lo dejo al final se me pasará reflejar en este blog, aprovechando que no trata de nada pero va de todo un poco, la pedazo de fiesta que nos concedimos ayer con motivo de nuestro tan ansiado final de carrera.

Al fin y al cabo los domingos fueron inventados para la reflexión, y es que desde que me he levantado hace un pequeño rato, estoy dándole vueltas al tema. ¡Hay que ver como es la vida! Te pasas cuatro años cruzándote por los pasillos de la universidad con gente con la que nunca, o en rara ocasión has tenido el placer de intercambiar media palabra, y después de una fiesta a modo de encierro en una casa rural perdida en mitad de la nada, todos tan amigos.

Sólo se respiró buen rollo y ganas de pasarlo bien en la “Mansión fiestas” alicantina. Llevábamos tres meses ansiando ese día, y creo que se superaron las expectativas de todos nosotros. Mención de honor al trabajo de las dos organizadoras, que han pasado tanto tiempo mimando todo detalle para lograr tal éxito.

Y ahora sí, ya de verdad, nos damos cuenta de que una etapa ha acabado, con su cierre semioficial y todo. Qué pena, con lo bien que se pasa en la universidad… Han sido cuatro años estupendos en los que los conocimientos adquiridos van muchísimo más allá de lo que nos entraba en cada uno de los muchos exámenes que hemos hecho. Han sido cuatro años inolvidables, y me ha encantado compartirlos con todos vosotros… y, qué cosa más curiosa que tengamos que hacer una fiesta de despedida para conocer a toda esa gente a la que te arrepientes, tarde como siempre, de no haberles dado una oportunidad en su día. Pero esto debe ocurrir hasta en las mejores familias, porque para eso está la foto de la orla, que conserva en el tiempo ese sentimiento que te une a aquellos con los que has compartido tan estupenda etapa. The time is over… pero, como suele decirse, “siempre nos quedará Paris”.

sábado, 12 de junio de 2010

El aburrimiento es lo que tiene

12 de junio de 2010. Once y media de la mañana, me levanto de la cama con la perrería típica de quien ha acabado de exámenes y no tiene nada que hacer y, lo que es peor, nada en que pensar. Aún queda un mes para el examen que pondrá el broche final a mis estudios universitarios en Publicidad y Relaciones Públicas, y no, no estoy demasiado agobiada, como puede verse.

Hoy es uno de esos días en que el positivismo nubla mi mente y siento que me apetece hacer algo que ayude a ir girando mi vida hacia aquél sitio al que deseo conducirla (aunque cada día piense en una dirección diferente). Y entonces se enciende mi cerebro mientras me quito las legañas y se me ocurre la brillante y la poco original idea de hacer un blog. ¿Y por qué no? Si hoy en día, envueltos en una sociedad de la información cada vez más exigente y deseosa de la inmediatez y retroalimentación que permite la Web 2.0, cualquier hijo de vecino tiene un blog en el que quejarse de lo cara que está la vida, o en el que mostrar vídeos de sus amigos haciendo botellón e intentando poseer el título de más friki de España y del mundo entero.

En esta sociedad en la que nos ha tocado vivir, lo que está claro es que si no comunicas, no existes, y la idea de escribir este blog no es porque tema el desvanecimiento de mi persona en el espacio virtual, (que sí, es muy probable que estuviese ocurriendo) si no porque creo que , como cualquier persona, tengo mucho que decir, y además, tengo el apasionado deseo de compartir algunos pensamientos con otros bloggeros, o, en su defecto, con esos familiares y amigos sufridos e incansables que aunque sólo sea por subirte el ánimo son capaces de leer tus diez entradas diarias, aunque no les interesen en absoluto; Y con esto último es imposible no pensar en las dos personas a las que mejor se les da hacer ese trabajo: mis dos abuelas: Ojalá ellas supiesen navegar por internet para leer mis entradas y decirme “lo mucho que valgo”.

¿Y un blog sobre qué? La verdad es que aún, (dos y diez de la tarde) no he logrado decidir una temática, y como no me apetece decidirme por alguna en concreto, jugaré a escribir “a lo Pocahontas” por aquello de, a donde me lleve el viento. Y ahora la típica pregunta que haría mi padre mostrando una pequeña dosis de admiración progenitora: ¿Y eso para qué sirve? La incapacidad de respuesta colabora sin duda a que deje de incrementar su admiración hacia mí, porque, hablando en plata, soy muy consciente de las poquísimas probabilidades de que alguien ajeno a mi círculo social más inmediato decida un día entrar a este blog para leer alguna de mis divagaciones con muy poco sentido, pero aún así, por si las moscas, bienvenido sea cualquier lector a este humilde almacén de ideas.

Como siempre, me disponía a escribir dos o tres líneas que inaugurasen este blog, y en las que se palpase la ilusión de quien empieza un nuevo camino, pero, perdonen la redundancia, como siempre, se me fue de las manos… prometo aprender a sintetizar un poco más mis ideas con el transcurso de este blog.

Gracias por leerme.